Formulaciones magistrales: su eficacia y seguridad, no están en discusión
23/7/24
Ante las desafortunadas declaraciones efectuadas por el Dr. Claudio Zin, en radio Rivadavia, refiriéndose en forma despectiva a las formulaciones magistrales elaboradas en farmacias, queremos dejar sentada nuestra posición al respecto.
Decir públicamente que “hacer formulaciones magistrales en una farmacia no es recomendable” genera -al menos- confusión sobre la efectividad de las mismas. Rechazamos dichas declaraciones que ponen de manifiesto su desconocimiento acerca del ejercicio profesional farmacéutico, pues las formulaciones magistrales constituyen una parte fundamental de la práctica farmacéutica y se trata de una de las “Actividades reservadas al título de Farmacéutico”, de acuerdo al artículo 2 del anexo XVIII de la Resolución 1254/18 de Ministerio de Educación.
Las especialidades medicinales elaboradas por la industria, no siempre cubren las necesidades de los pacientes, por lo cual la elaboración de las formulaciones magistrales y oficinales en farmacias comunitarias y hospitalarias, dan respuesta a necesidades específicas de los mismos y además permiten afrontar posibles desabastecimientos, tal como sucedió en la pandemia del COVID 19, ante la falta de alcohol en gel o más recientemente con el brote de dengue durante el cual la población se quedó sin repelentes de fabricación comercial.
En estas situaciones de emergencia sanitaria, las farmacias elaboradoras, pudieron afrontar y atender satisfactoriamente las necesidades de la población.
Las formulaciones magistrales también son fundamentales en el caso de los medicamentos huérfanos destinados al tratamiento de enfermedades poco frecuentes. Por ejemplo con la posibilidad de establecer dosificaciones especiales y adaptación de formas farmacéuticas de uso en Pediatría y preparaciones con combinaciones de drogas y dosis. En todos estos casos no existen medicamentos elaborados por la industria farmacéutica.
Por otra parte, el farmacéutico siempre prepara la prescripción indicada mediante una receta emitida por el profesional médico para cada paciente y se elabora bajo Buenas Prácticas de Elaboración, establecidas por la Farmacopea Argentina, cumpliendo todos los requisitos legales de elaboración, bajo un estricto control profesional para obtener un producto con la calidad, seguridad y eficacia necesaria para el paciente.